Ogier, multicampeón francés, mantuvo la sangre fría en una jornada donde el margen de error era mínimo. «Ha sido un día largo, la tarde fue dura. Ha sido una buena gestión de la carrera», declaró al final de la etapa, subrayando la importancia de la estrategia sobre la pura velocidad”. El francés fue el único, junto a su compañero Kalle Rovanperä, que evitó incidentes graves en la categoría Rally1, mientras el resto de la parrilla lidiaba con pinchazos, accidentes y problemas mecánicos.

Tänak recorta distancias, pero la presión no es suficiente

Ott Tänak, decidido a recortar la diferencia, logró adjudicarse dos de los tres primeros tramos de la tarde después de sufrir un pinchazo por la mañana. El estonio, sin embargo, no pudo doblegar la resistencia de Ogier, que respondió ganando el último tramo del día por apenas cuatro décimas. Tänak expresó su frustración tras verse obligado a realizar una maniobra evasiva para adelantar a un Toyota accidentado:

«Lo único que pude hacer fue chocar contra las rocas. Tenemos tantos sistemas de seguridad, pero ni un aviso, ni un comisario ni nada en el sistema», lamentó el piloto de Hyundai.

Toyota: fiabilidad y control en medio del caos

Kalle Rovanperä, tercero a 55,5 segundos de Ogier, fue de los pocos que lograron sortear los obstáculos sin mayores contratiempos, aunque un pequeño error en la SS10 le costó cuatro segundos. Elfyn Evans y Takamoto Katsuta, también de Toyota, no corrieron con la misma suerte: ambos sufrieron pinchazos en la PE11, aunque Evans perdió menos tiempo que su compañero japonés, quien además tuvo que detenerse dos minutos para cambiar la rueda en la PE10.