Mauricio Lambiris se presentó en Paraná con credenciales prometedoras. La Ford del Maquin Parts Racing mostró en entrenamientos un potencial real: tercera posición en la primera tanda y vuelta rápida en la segunda. Los indicadores marcaban batalla por la pole. La realidad del sábado fue distinta. Un sector cerrado en clasificación lo dejó anclado en la 25ª posición, un resultado que desafía la lógica del rendimiento previo.
«Todavía no encontramos una explicación clara de lo que pasó en clasificación», reconoció Lambiris. El diagnóstico del equipo revela que el problema no residía en el monoplaza. «El auto venía funcionando bárbaro, con ritmo para estar adelante, pero algo no salió como esperábamos». Esto ocurre en el automovilismo: la clasificación penaliza sin indultos, y Paraná lo demostró brutalmente.
Desde el 26º lugar en la final, Lambiris ejecutó un trabajo de carpintería: ganancia metódica de posiciones hasta alcanzar el puesto 20. No fue espectacular, pero fue efectivo. En la serie tuvo menos margen (novena posición desde el inicio, novena al cierre en una batería cerrada), donde los adelantamientos se negociaban con sacrificio. Los puntos conseguidos merecían ser rescatados de una jornada que pudo ser catastrófica.
La sexta colocación en el campeonato permanece como realidad. Lambiris ya cuenta con la victoria reglamentaria necesaria para cualificar. Toay, en La Pampa (15 y 16 de noviembre), representa la siguiente batalla. El uruguayo buscará reencontrarse con el ritmo de entrenamientos y descartar incógnitas de clasificación que persistan.
La respuesta en pista dirá más que cualquier explicación. 🏎️🔧
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