Los primeros clientes recibirán su coche a lo largo de 2023. Cada unidad costará casi 1,3 millones de euros y se fabricará artesanalmente en la República Checa.
Skoda no es la única marca de coches de la República Checa, también existe Praga y su historia se remonta comenzó prácticamente al mismo tiempo que la de Skoda, a principios del siglo XX, concretamente en 1907.
Desde entonces, esta compañía afincada en la misma ciudad de la que toma el nombre ha fabricado todo tipo de vehículos, desde motos hasta aviones, tanques y autobuses, pasando por los camiones, los karts y, por supuesto, los automóviles.
En los últimos años ha sido especialmente activa en competición con sus karts y sus fórmulas de la categoría F4, aunque también ha creado coches como el Praga R1, un auténtico juguete para circuito que sigue una filosofía similar a la de los Radical.
Ahora Praga va más allá y se adentra en el mundo de los hypercar con el nuevo Praga Bohema, un biplaza del que solo se fabricarán 89 unidades, coincidiendo con el 89 aniversario de la primera victoria en competición de la marca.
Cada Praga Bohema costará 1,31 millones de dólares, el equivalente actual a 1,26 millones de euros. A cambio, Praga ofrece todo un coche de competición homologado para circular por la vía pública que ha sido desarrollado con la ayuda del piloto Romain Grosjean. Gracias a ello, la marca promete que el Bohema es capaz de registrar tiempos similares a un GT3 de carreras en circuito.
Además de tener una aerodinámica que recuerda a la de un LMP2, el Praga Bohema cuenta con un chasis monocasco de fibra de carbono, suspensión completamente ajustable, un motor de seis cilindros biturbo derivado del que usa el Nissan GT-R y una transmisión secuencial que proviene de los circuitos.
¿El resultado? Un peso de 981 kg y un motor de 3.8 litros que desarrolla 700 CV a 6.800 rpm y entrega 724 Nm de par entre las 3.000 y las 6.000 rpm. Nissan se encarga de suministrar motores nuevos a Praga para dar vida a cada Bohema y la compañía Litchfield Engineering los pone a punto en Reino Unido antes de montarse en el coche, convirtiéndolos previamente a cárter seco.
El sistema de escape de titano es artesanal, el motor está situado justo detrás del habitáculo, en posición central, y manda toda la potencia a las ruedas traseras. Por lo que el reparto de pesos y la configuración son propias de un coche de carreras, aunque el depósito de gasolina de 74 litros proporciona la autonomía necesaria para disfrutarlo también en la carretera.
El objetivo de Praga es arrancar su producción en la primera mitad de 2023 y vender el coche en todo el mundo, después de recibir la aprobación final de los pilotos que lo están desarrollando, como Ben Collins y Romain Grosjean.
En principio se fabricarán alrededor de 20 unidades al año, aunque en 2023 se producirán, como máximo, 10 ejemplares. Todos ellos se construirán a mano en las instalaciones de Kresta Racing, en la República Checa, donde se han fabricado durante años los Skoda del WRC.